No soy muy amigo de críticas fáciles pero lo que le han hecho a esta deportista ha sido de órdago. Ganó con todas las de la ley y no hay más vuelta de hoja.
Mereció pasear la bandera de España en Berlín, dar su vuelta de honor entre aplausos, disfrutar de su medalla de oro y llorar hasta deshidratarse, pero no de tristeza.
Natalia, ¡¡¡eres muy grande!!!
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